Desde el año dos mil diez, el Arquitecto Gustavo Polak, egresado de la universidad de la República Oriental del Uruguay, es el primero en llegar al estudio cada mañana, inaugurando así la jornada laboral.
Esto responde, no solo a una conducta y vocación al trabajo sin precedentes, sino a la necesidad de corroborar con sus propios sentidos, que se cumpla rigurosamente el armado del mate. La secuencia es lo más importante, ilustra:
-El mate siempre lleno. Sale yerba. Entra yerba. Nunca vacío. Siempre asi, mientras el mundo sea mundo.-
Y procede con el armado según la más dura ortodoxia uruguaya:
-Lo llenas hasta la mitad, y con mano firme, se incorpora la bombilla al mate “la flaca reconoce la mano del dueño” - asevera.
Luego el liquido elemento.
-No vas a lavar la yerba bo, ceba bien- exige generalmente cuando por causas de fuerza mayor, pasa el termo a terceros...
-Vos que te preocupas tanto, si el mate es Argentino.- es la respuesta que obtiene, mas temprano que tarde, de sus compañeros de estudio.
Otros directamente optan por tomar café evadiendo asi el procedimiento.
Transcurrida ya una buena parte de la mañana, quien arriba al estudio es el Arquitecto Federico Brigati, egresado éste de la Facultad Nacional de Rosario, aunque nunca nadie vió el título. -Lo tengo guardado- aseguró cuando se lo exigieron los padres para colgar en la pared reservada a los letrados de la familia.
-¿Que escuchamos hoy?- Mientras se acomoda en su sillón abre el plebiscito musical, al que prácticamente nadie adhiere, ya que demostró ser muy poco permeable a todos aquellos que sugieren algo distinto a la melodía, que ya decidió por si mismo, y que impregna la atmosfera de trabajo…